La pérdida de la capacidad genética para ser madre supone, para la mayoría de las mujeres, un golpe duro y difícil de elaborar.
El principal perfil de mujeres que optan a la donación de óvulos es el de mujeres mayores de cuarenta años que han llevado a cabo sucesivos tratamientos fallidos de reproducción asistida. Otras candidatas son mujeres que desean desarrollar su maternidad tardíamente y esta técnica les facilita esta posibilidad que, de otra forma, saben que sería incuestionable. En general, son las primeras las que experimentan una mayor angustia cuando los profesionales sugieren la donación como opción de tratamiento. Estas han invertido mucho esfuerzo físico, psicológico, social y económico para ser madres y, tras un largo período de lucha y múltiples tratamientos a sus espaldas, lo único que les queda es la donación para lograr conseguir su gran sueño.
Con frecuencia, la primera reacción es la de shock, la de sentir que no es posible que esto les esté sucediendo a ellas. Se sienten, en ocasiones, engañadas por la sociedad, por la comunidad médica, por sus propias madres, por su propia ignorancia hacia el tema. Sienten que se está cometiendo una injusticia hacia ellas, “¿por qué no me dijeron antes que con mi edad no iba a poder ser madre?, ¿en qué estaba yo pensando?”. Existe enfado, rabia y la impotencia de no poder echarle la culpa en sí a nadie por ello. Entonces, es cuando surge la culpa, esa culpa que les paraliza y angustia y que no es más que un mecanismo para poder dar salida a esa rabia interior y poder justificar, en alguna medida, lo que les está sucediendo. Aparece el reproche “tendría que haber sido madre a los 25 o a los 30”. Posteriormente, la tristeza inunda a estas mujeres.
Tras esta primera fase de duelo que sucede en la mayoría de las mujeres, poco a poco se puede vislumbrar una brillante luz. Una luz de esperanza puesta en la donación de óvulos. Se da un giro en las fantasías de las mujeres con respecto a las donantes. Al inicio son percibidas como “las interesadas y necesitadas de dinero”, además de tener muchas dudas y recelo sobre sus condiciones de salud física y psicológica. Tras la elaboración del duelo, las mujeres comienzan a sentir que, gracias al compromiso de las donantes, ellas podrán satisfacer su necesidad, su proyecto vital, su ilusión.
Recomiendo trabajar con las pacientes que acuden a donación de óvulos y acompañarlas en el proceso de elaboración del duelo. Es importante proporcionarles información y ocuparse de los aspectos psicológicos y emocionales que suelen asociarse al uso de esta técnica, lo que implica para ellas, para su pareja y el posible niño que nazca. Como terapeuta, es para mí una labor muy enriquecedora el caminar junto a ellos en este proceso tan significativo en sus vidas.
Noelia Valladolid Baringo. Psicóloga.
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