“La terapia es un proceso de acompañamiento cuyo propósito es facilitar a las personas
encontrar su coherencia y calma interna.”
Noelia Valladolid Baringo.
La terapia individual es el encuentro entre un psicólogo y la persona que acude a consulta con la finalidad de disminuir el malestar y sufrimiento psicológico que se manifiesta, generalmente, a través de múltiples síntomas como:
El terapeuta evalúa las dificultades emocionales, conductuales, cognitivas y relacionales del individuo para, posteriormente, mostrar al paciente estrategias y herramientas para disminuir su malestar, que puedan servirle para valerse por sí mismo en un futuro en otras circunstancias de su ambiente.
El paciente siempre será parte activa del proceso. El trabajo fundamental será “darse cuenta” de cómo se relaciona, piensa, siente y qué necesita. El objetivo es detectar todo aquello que es disfuncional en su vida y que es limitante y sustituirlo por otras formas más adaptativas que le proporcionen un mayor bienestar emocional.
Aquí no existen pócimas mágicas. El crecimiento personal es un trabajo profundo. Lograr desarrollar la coherencia entre lo que uno piensa, siente y hace requiere siempre de esfuerzo, entrenamiento y mucha conciencia de uno mismo.
La persona que acude a realizar un proceso de desarrollo personal no tiene por qué tener un problema o sintomatología concreta. Son personas que buscan conocerse así mismos y profundizar en su forma de sentirse y percibir sus necesidades, además de aprender nuevas formas de relacionarse con el mundo. Este auto-conocimiento, inevitablemente, desencadena un incremento en su bienestar personal. Muchas veces, el detonante es lo que llamamos coloquialmente “crisis existencial”, en la que está todo aparentemente “bien” pero no me siento satisfecho/a.
Principalmente, es invertir en uno mismo, en lo que somos y queremos ser para que la forma en la que realmente vivimos se parezca a la forma en que nos gustaría y hemos soñado siempre vivir.
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